El mundo cambia a tal velocidad que lograr estar al último minuto de las novedades y avances se torna un enorme reto. Esta sensación se multiplica si hablamos del sector tecnológico, donde las continuas actualizaciones de software, la creación de nuevas aplicaciones y la aparición de maquinaria innovadora es el pan de cada día. Las empresas han de adaptarse a estos cambios a la velocidad que el mundo actual les exige; pero, ¿son los miembros de sus equipos capaces de seguirles el ritmo? ¿Qué pueden hacer los departamentos de RRHH para dar solución a esta inevitable situación?
Y es que son muchos los estudios y encuestas que demuestran que existe un vacío entre las capacidades que las plantillas requieren para desarrollar bien sus labores y las que actualmente tienen. Lo peor es que dado el carácter cambiante de nuestra sociedad, muchos expertos prevén que este hueco seguirá creciendo.
La controversia sobre las lagunas en algunas capacidades
Aunque existe cierta controversia al respecto, lo cierto es que son muchas las personas responsables de la contratación de personal que aseguran que existe cierta carestía de algunas capacitaciones. No es que la gente no esté preparada; sino que la sociedad y sus necesidades evolucionan tan rápido, que incluso los miembros más jóvenes de los equipos pueden estar algo perdidos en algunas materias (especialmente, las relacionadas con la tecnología).
Por ello, es importante que tanto el personal de la compañía como las personas responsables de RRHH traten de crear y seguir un camino para la formación. Es decir, que tracen una ruta de trabajo, la cual ha de contener tantas paradas como sea necesario, y cuya senda vaya desde las capacidades actuales del equipo hasta los últimos objetivos de la formación.
Una ruta para la formación que establezca varios puntos de interés
Es importante que esta ruta genere un proceso capacitador que avance paso a paso. Así, al finalizar, los miembros del equipo no solo habrán adquirido nuevas habilidades, sino que también habrán atravesado todos los pasos programados, cada uno de ellos con un objetivo determinado.
La creación de este programa permitirá a las personas al cargo de la formación idear un temario coherente y fácil de comprender, organizado por temas bien hilados, y que no deje fuera información importante. Por su parte, los miembros de la plantilla pueden lograr un dominio total en la materia en cuestión.
Para crear una ruta formativa, lo primero que hay que hacer es marcarse unos objetivos y los pasos que se deben dar para llegar a ellos. He aquí un fácil esquema que puede ser muy útil para esto:
- Identificar el objetivo principal de la formación.
- Buscar la respuesta a la pregunta: "Para lograr el objetivo X, ¿qué deben ser capaces de hacer los miembros del equipo?".
- Continúa formulándote esta pregunta para ir deduciendo qué capacidades son necesarias, hasta llegar a la formación actual de la plantilla.
Cómo puede ayudar Moodle a crear una ruta de aprendizaje
Es posible que, a priori, crear una ruta para la formación parezca una tarea algo complicada. Sin embargo, si se usan herramientas como un sistema de gestión de aprendizaje (LMS, en sus siglas en inglés) o un programa de análisis de las necesidades de la formación (TNA, en sus siglas en inglés) la cosa se simplifica.
Un LMS es un tipo software para eLearning que sirve para administrar, documentar o monitorizar la formación de los miembros de un equipo. Tiene un sinfín de utilidades: desde ayudar a la correcta incorporación de una persona que acaba de ser contratada por la compañía, hasta la capacitación para un trabajo muy complejo y específico; o, incluso, ayudar en la formación de altos cargos de dirección a personas recientemente ascendidas.
Las mejores soluciones de LMS suelen estar en la nube, ya que esto permite a la persona que se está formando aprender desde cualquier lugar (su casa, la oficina, un destino de trabajo...) Otro punto a favor del LMS es que supone una inversión de costes reducidos en la formación de las plantillas. Es mucho más barato que la universidad o la escuela tradicional, y no interfiere en el horario laboral.
Una buena herramienta para organizar la ruta de aprendizaje
La mejor manera de desarrollar una ruta de aprendizaje con un LMS es usando la propia plataforma como guía de referencia para el avance a través de los contenidos. Un LMS como Moodle facilita mucho la estructuración del aprendizaje, ya que nos permite crear un itinerario a través de índices o bloques navegables y desplegables (una ventaja de la que carece una formación presencial).
Así, un LMS como Moodle puede servir perfectamente de ejemplo para saber cómo estructurar los contenidos. Además, en el LMS se pueden intercalar teoría con actividades (evaluables o no evaluables), lo que puede resultar muy práctico y didáctico para el alumnado. Incluso, se puede decidir conceder la libertad a las personas participantes para realizar determinadas partes de la formación en el orden que ellas escojan, integrándolas así en la creación de su propia ruta de aprendizaje.
Las posibilidades técnicas de un LMS son infinitas; lo ideal es que lo estudies bien para poder exprimir toda su capacidad didáctica, o bien que confíes en un experto en la creación de plataformas como INSERVER, que es Moodle Partner desde 2016, y que gracias a su know how y a su experiencia sabe perfectamente cómo optimizar las posibilidades de tus rutas de aprendizaje online.