El feedback (o la “retroalimentación”, en su traducción del inglés) es uno de los puntos más fuertes del e-learning, uno de sus superpoderes; pero cuidado, porque su impacto puede ser tanto positivo como negativo.
Un estudio bastante extenso (que incluye 500 meta-análisis, que a su vez ahondan en 450.000 tamaños del efecto de 180.000 estudios, lo cual representa, aproximadamente, a 20 o 30 millones de estudiantes) concluye que el impacto del feedback en el e-learning está entre sus 5-10 puntos con mayor potencial, si bien su fuerza varía en función del tipo de retroalimentación del que se trate. Así, aquel que permita a quienes están estudiando mejorar será el más efectivo, mientras que aquel que sea puramente motivador (insignias, premios, trofeos) puede tener incluso un efecto negativo.
Dar y recibir feedback es algo muy complejo y amplio. Por ello, en este artículo queremos centrarnos en su potencial dentro del e-learning, y cómo usarlo para optimizar su efectividad.
¿Qué es el feedback?
Podemos considerar que el feedback es la información provista por un agente (por ej., un miembro del profesorado o del alumnado, un libro, un familiar, una experiencia) en lo referente a un comportamiento o a un entendimiento.
¿Cuál es el objetivo del feedback?
¿Cómo lo definirías? ¿Es un premio? ¿Una forma de motivar? ¿Una corrección de posibles errores? Solemos considerar que existen dos tipos de feedback": el positivo y el negativo (a veces usamos el calificativo "constructivo" como eufemismo para “negativo”).
En el e-learning, el feedback proviene de una máquina, del sistema, no de una persona. En ocasiones, se usan avatares que tratan de humanizar la formación, pero al final el mensaje llega a través de una pantalla. Y claro, recibir así un feedback negativo no es fácil. Por eso, hay que tener muy claro qué es lo que se quiere lograr cuando se dice algo.
Qué información ha de contener el feedback
Según los expertos John Hattie y Helen Timperley, autores del mencionado estudio, el feedback debe dar respuesta a estas tres preguntas:
- ¿A dónde voy? (O cuáles son mis objetivos).
- ¿Cómo voy? (O cuál es el progreso que estoy haciendo a través de la formación).
- ¿Qué es lo siguiente? (O qué actividades he de llevar a cabo para tener un mejor progreso).
Las respuestas a estas cuestiones dan una visión a largo plazo, (a donde voy), del estado actual (cómo voy) y de las acciones inmediatas a llevar a cabo (qué es lo siguiente). Si esto fuera un viaje, la información del feedback te daría la motivación suficiente para seguir yendo hacia tu destino, te ayudaría a corregir posibles errores sobre tu situación actual, y te serviría para conocer las acciones necesarias inmediatas a completar tu misión con éxito.
La motivación es la clave
Sin lugar a dudas, la motivación es clave en el feedback. Y es aquí donde la mayoría de los esfuerzos de la gamificación fallan.
Muchas veces se suele asumir que la gente necesita una motivación extrínseca (como, por ejemplo, puntos, insignias...). Pero está comprobado que este tipo de motivación suele ser insuficiente en el largo plazo. El estudio de John Hattie y Helen Timperley pone como ejemplo el caso de un niño al que le encante leer libros; si a este muchacho se le da un premio tangible para que lea, podría minar su motivación intrínseca.
Hay otros análisis que sostienen esto: por ejemplo, Blood donor incentives: A step forward or backward demuestra que ofrecer dinero o incentivos equivalentes (como por ejemplo, entradas para un evento) podría tener un efecto negativo en la donación de sangre.
Esto no quiere decir que no se puedan usar puntos o tablas de resultados en las formaciones de e-learning, pero es importante considerar un equilibrio entre la motivación intrínseca y la extrínseca.
Y si la gente se salta el feedback...
Hay quien piensa que la gente no presta atención al feedback, con lo que este no debe contener información importante para la formación. Ante esta situación, los expertos han querido analizar por qué en ocasiones, la gente no lee el feedback.
La respuesta a esta duda es curiosa; y es que muchas veces ha sido la propia formación la que ha enseñado a la gente a no prestar atención a esta parte del curso:
- Porque siempre se dan el mismo tipo de respuesta, sin importar el tipo de error que se ha cometido.
- Porque se ha usado un feedback genérico, como por ejemplo "¡Muy Bien!", "Error" o "¡Buen trabajo!".
- Se han diseñado interacciones que no eran atractivas (con lo que se presupone que su feedback tampoco lo será).
Para cambiar la reputación del feedback, primero hay que modificar la mente de los diseñadores. De hecho, este debe formar parte de la estrategia general, desde el principio hasta el final. La manera en que presentamos el feedback a los usuarios determinará su efectividad.
Cuando la existencia del feedback condiciona a quienes se forman
Un estudio sostiene que con el simple hecho de hacer saber a quienes se están formando que recibirán un feedback de evaluación sobre lo que van a hacer les anima a esforzarse más y a tomar mejores estrategias a la hora de estudiar. ¿Funcionará esto también en el e-learning? Quizás si se sigue con la línea "Muéstrame de lo que eres capaz, y te ayudaré a mejorar", su potencial crecería enormemente...
El feedback en el e-learning
Como ya decíamos antes, uno de los mayores retos para el e-learning es que ofrece el feedback a través de una pantalla. No hay mensajes personalizados; ¿cómo hacer que el feedback lo sea? ¿Cómo corregir errores y, a la vez, seguir motivando?
Para poder lograr ambos objetivos (corregir y motivar), hay que analizar el por qué la persona ha elegido una respuesta de entre varias posibles. ¿Porque ha seguido el esquema mental adecuado? ¿Porque ha acertado por puro azar? ¿Por un error tonto?
Para saber esto, se suele usar un método llamado "confidence-based assessment" (“test basado en la confianza"), en el cual, tras responder a la pregunta, la persona debe indicar su nivel de confianza en lo que ha contestado. Con esta información se puede diseñar un feedback mucho más personalizado; por ejemplo, si la respuesta era incorrecta, pero su confianza era alta, se puede deducir que han empleado un modelo mental incorrecto. Por otro lado, si la respuesta era correcta, pero su nivel de confianza era bajo, es posible que simplemente hayan tratado de tener suerte al contestar.
Lo más importante es conocer a tu audiencia
Uno de los grandes retos que los diseñadores de e-learning afrontan es el no conocer a su audiencia. Asumir un determinado nivel en la materia que se imparte y dejarlo todo en manos del feedback puede ser contraproducente para la formación. Si el participante no tiene el conocimiento previo adecuado, no le servirá de nada terminar el curso. Por otro lado, partir de conceptos demasiado básicos podría llevar a que quienes tienen un mayor nivel de conocimiento se aburran.
Lo mejor sería poder contar con un examen previo de la audiencia que determine el nivel de conocimiento que tienen, para así ajustar la formación a ello. Esto, unido a una estrategia de diseño que tenga siempre presente el feedback y su importancia, dará a luz cursos de e-learning potentes y efectivos.