Cuando hablamos de acoso sexual o por razón de sexo en la empresa, no hablamos de “sensibilización opcional”, hablamos de una obligación legal. La normativa española exige que todas las empresas —sí, todas, sin importar el tamaño— adopten medidas para prevenir, detectar y actuar frente al acoso sexual y por razón de sexo. No es una medallita para colgarse al pecho, es cumplimiento puro y duro… y cultura de cero tolerancia.
Además, el 25 de noviembre (25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer) nos recuerda algo clave: la prevención empieza en el trabajo. Por eso hemos lanzado una promoción especial vinculada al 25N para que implantar tu protocolo te sea más fácil ahora mismo. Puedes verla aquí: Promoción 25N – Protocolo antiacoso.
En cuanto al tamaño del problema, las cifras oficiales dibujan el contexto: entre las mujeres que han trabajado, 3 de cada 10 han vivido alguna situación de acoso sexual en su vida laboral; si miramos periodos recientes, alrededor de 1 de cada 8 lo ha sufrido en los últimos cinco años y cerca de 1 de cada 20 en el último año. Lo más habitual no son “casos extremos”, sino conductas que muchas veces se normalizan (miradas insistentes, bromas o comentarios sobre el cuerpo), y el impacto es mayor en las más jóvenes (en 18–29 años, supera 4 de cada 10 ).
Un protocolo que cumple —y funciona— suele incluir:
Además del daño reputacional y el impacto humano, el incumplimiento puede acarrear sanciones relevantes en el marco de la normativa laboral sancionadora (infracciones graves o muy graves), y la Inspección de Trabajo viene reforzando el foco en igualdad y protocolos. Traducción: no tener protocolo, tenerlo desactualizado o “de adorno” sale caro.
Muchísimas organizaciones tienen un PDF colgado que nadie recuerda, que no se ha explicado y del que no hay trazabilidad formativa. El resultado es que, cuando ocurre un caso, la organización no sabe activar el circuito, hay desconfianza en los canales y se improvisa (Pista: SALE MAL). La prevención real pasa por convertir el protocolo en hábitos: saber detectar conductas, cortar a tiempo “microseñales” y entrenar respuestas seguras y respetuosas.
Aquí entra Atrapa las red flags, nuestra píldora gamificada para detectar y frenar comportamientos de riesgo (las famosas “red flags”) en el día a día:
Objetivo: que la plantilla sepa identificar conductas, tenga claro el circuito y actúe a tiempo. Así el protocolo deja de ser un papel para convertirse en un mecanismo vivo.
¿Y si ya tengo plan de igualdad?
Genial. Asegúrate de que el diagnóstico y el plan integran bien la prevención del acoso y que el procedimiento está actualizado con las garantías y canales vigentes.
Si quieres activar tu protocolo ya con formación gamificada de impacto, aprovecha la promoción especial del 25N. Aquí tienes los detalles y condiciones: Promoción 25N – Protocolo antiacoso.
Y si prefieres verlo en acción, cierra una reunión y te mostramos la demo de “Atrapa las red flags”.