El pasado 18 de septiembre visitamos el centro de Madrid para vivir la FredCon25, la conferencia que organiza Manfred y que tras este año, se ha convertido en “la cita obligatoria” para quienes creemos que la tecnología y el talento no se entienden sin las personas detrás.
Lo primero que hay que decir: Manfred se ha marcado un eventazo. Y no lo decimos por quedar bien —ya sabéis que en Inserver no vamos de postureo—, sino porque lo que han conseguido no es nada fácil: juntar a startups, corporaciones, profesionales tech, gente de RRHH, managers y curiosos varios en un mismo espacio, y hacer que todos se sientan parte de algo. Un aplauso para Borja Pérez como líder scout y su equipazo 👏
El secreto de la FredCon es que se habla claro, se juega, se comparte y se vive el evento como una comunidad. En vez de llenar el programa de charlas unidireccionales, ponen el foco en conversaciones que importan de verdad: cómo liderar equipos en la era de la IA, qué hacer para que la diversidad no se quede en un póster bonito, o cómo gestionar el talento sin perder lo humano por el camino.
Además, hay algo que diferencia mucho a la FredCon de otros eventos: el tono cercano y auténtico. Nada de charlas encorsetadas, nada de humo. La gente participa, los ponentes bajan al barro, y el networking no se siente como repartir cromos, sino como hablar con colegas que están en tus mismos retos.
La FredCon es ese sitio donde dejas de escuchar “recursos humanos” y empiezas a escuchar “personas reales”. Y solo por eso, ya merece la pena.
Si algo define a la FredCon25 es que las charlas no fueron monólogos eternos, sino auténticos fogonazos de ideas. Se habló de lo que de verdad está marcando el presente (y el futuro) de las empresas: inteligencia artificial, liderazgo, diversidad, cultura de equipo y gestión del talento.
Hubo espacio para reflexionar sobre cómo la IA está cambiando la forma de trabajar y por qué necesitamos profesionales capaces de combinar lo técnico con lo humano. Se habló de liderazgo real, de ese que no se queda en frases motivacionales, sino que implica escuchar, dar feedback y adaptarse. También de cómo construir equipos donde la gente quiera quedarse, crecer y aportar.
Y, por supuesto, la diversidad y la inclusión estuvieron en el centro: no como un “extra” para quedar bien, sino como un pilar fundamental de cualquier organización que quiera innovar y seguir siendo relevante.
Lo que más se respiraba en el ambiente era honestidad. Se hablaba de problemas reales: desde el multitasking que mata la productividad, hasta la falta de mujeres en puestos de responsabilidad, pasando por la necesidad de poner límites al ego y dejar de confundir promoción con éxito.
El mensaje quedó claro —las empresas que quieran jugar en primera división no pueden seguir gestionando personas como si fueran recursos. Hace falta valentía, visión y una cultura que se construya desde arriba, pero también desde cada equipo.
En Inserver teníamos claro que no queríamos ser los típicos patrocinadores “de cartón-piedra”. Así que, en lugar de quedarnos al margen, lanzamos a toda la sala un reto gamificado: el termómetro de la diversidad.
La mecánica fue sencilla: desde sus móviles, los asistentes respondieron en directo a preguntas sobre cómo ven y viven la diversidad en sus empresas. Y aquí vino lo interesante: las respuestas aparecían en pantalla en tiempo real, convirtiendo la sala en un espejo colectivo donde cada persona podía verse reflejada.
Lo que empezó como un juego con colores y gráficas se transformó en algo mucho más serio: una foto bastante cruda de cómo está el tema de la diversidad en muchos entornos laborales.
¿Por qué hacerlo así?
Porque cuando conviertes un tema serio en un juego participativo, pasa algo mágico: la gente se implica, se relaja y se atreve a decir lo que piensa. No hablamos de diversidad desde la teoría, la pusimos delante de todos, en vivo y en directo.
Y ese es el valor de la gamificación: que no solo informa, sino que mueve a la acción. Lo vimos en la FredCon, y lo vemos cada día cuando trabajamos con nuestro Pack Diversity, que utiliza dinámicas como esta para que las empresas puedan abrir conversaciones reales y cambiar de verdad su cultura.
En definitiva, el termómetro de la diversidad fue mucho más que una actividad simpática: fue una radiografía que dejó claro que queda mucho por hacer, pero que también hay voluntad de cambio.
Uno de los momentos más potentes de la FredCon25 fue la mesa redonda en la que participó nuestra compañera María Martínez de Inserver. El debate giró en torno a un tema que atraviesa a todas las empresas, grandes y pequeñas: cómo construir equipos técnicos que no solo sean competentes, sino también diversos, inclusivos y seguros para todo el mundo.
María lo dejó claro desde el principio: la competencia técnica suma, pero la diversidad multiplica. Porque sí, es genial tener un equipo que domine la última tecnología o los frameworks de moda, pero si todas las personas piensan igual, tienen el mismo background o comparten los mismos sesgos… la innovación se queda en la mitad de lo que podría ser.
En Inserver lo trabajamos desde la práctica: experiencias vivenciales que ponen a los equipos en situaciones reales —desde escribir un correo inclusivo hasta resolver un conflicto en un equipo multicultural o intergeneracional—. Porque la inclusión no se explica, se entrena.
La mesa también sacó a la luz algunos de los errores habituales de las empresas:
El mensaje fue claro: la diversidad no se improvisa, se entrena, se mide y se cuida. Y la clave está en escuchar a las personas empleadas, darles feedback constante y evitar que la presión acabe en burnout. Porque de nada sirve hablar de bienestar si luego no hay espacio para respirar, aprender y crecer dentro del equipo.
La FredCon25 no fue solo un evento más en la agenda tech: fue un recordatorio de que la innovación empieza en las personas. Charlas honestas, dinámicas participativas y debates valientes marcaron la diferencia.
Para nosotros en Inserver, participar con nuestra dinámica de diversidad y la intervención de María en la mesa redonda fue la prueba de que el juego, el feedback y la formación vivencial son las herramientas más potentes para transformar culturas.
Gracias a Manfred por organizar un encuentro tan necesario y a todos los asistentes por animarse a jugar, debatir y compartir.
👉 Y si en tu empresa también queréis trabajar la diversidad con impacto real, nuestro Pack Diversity está listo para demostrar que cambiar las cosas puede ser tan serio como divertido.