La energía es la base de nuestra sociedad. De hecho, la evolución del ser humano es la búsqueda de materia y energía para sobrevivir. Sin ella, nuestra sociedad no sería posible, y tendríamos que olvidarnos hasta de los detalles más pequeños; habría que decir adiós a las comunicaciones, a viajar de un continente a otro en cuestión de horas, e incluso a detalles (no tan banales) como poder comer pescado viviendo en zonas de interior... Por ello, es un sector clave para la economía y desarrollo de cualquier país. Y si en el nuestro hay un representante máximo dentro de este sector, ese es Repsol.
Repsol es una compañía global e integrada de origen español, referente en el sector energético internacional. Están presentes en más de 37 países, con un equipo de más de 25.000 personas que trabaja en la construcción de un futuro sostenible. Su sede central y cuatro de sus cinco complejos industriales se encuentran en España, lo que los sitúa como la empresa líder del sector Oil & Gas a escala nacional.
La empresa apuesta claramente por la innovación, la investigación y la tecnología. Valga un ejemplo: en el Centro de Tecnología Repsol trabajan más de 200 investigadores de todo el mundo y de distintas áreas con una misión de futuro: buscar nuevos caminos para generar una energía más sostenible y transformarla de forma más eficiente. Trabajan en red, con los mejores aliados, universidades y centros de investigación de todo el mundo.
Una empresa de tal calibre ha de ser dirigida por las personas más preparadas, los mejores de los mejores. Para asegurarse la calidad de sus ejecutivos, Repsol quiso crear un curso de liderazgo, que iría dirigido a sus 500 directivos clave, repartidos por todo el mundo. El objetivo: formarles en este campo, para asegurarse de dejar las riendas de la empresa en las manos de los dirigentes mejor preparados.
El problema es que son trabajadores con tal grado de responsabilidad sobre sus hombros, que están extremadamente ocupados, y en agendas queda poco tiempo libre, con lo que se corre el riesgo de lograr una baja participación en el curso. Por ello, la formación debía ofrecer los contenidos de máxima calidad, pero con un enfoque dinámico, ágil y ameno, que asegurase no solo su eficiencia, sino también la máxima atención e interés por parte de los receptores.
La solución perfecta para estas exigencias era la creación de un curso gamificado. Para ello, Repsol contó con la ayuda del Grupo P&A e INSERVER. Ambas compañías unieron sus fuerzas para dar a luz el proyecto: El secreto de Isla Nubla. Se trata de una formación game based learning’, un curso gamificado que ha sido creado ex profeso para esta formación gracias a los servicios de gamificación de INSERVER, y que, por tanto, se adaptó al 100% a los contenidos y objetivos de Repsol.